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miércoles, 19 de octubre de 2011

El Ratoncito Colorao CAP.3 ARTURO

Al dejar el baúl del Pela-patatas en la cocina, había conocido a Kennel, un joven castaño de ojos oscuros y que tenía solamente un año más que él.
Era el hijo de la panadera, una señora gorda y bastante mayor que se había despedido de él con consejos maternales, provocando burla en los demás tripulantes.

Kennel era simpático, el único que no tenía pinta de pirata en aquel barco, por lo apenas cruzaron tres palabras, ya se habían echo amigos.

Él capitán del barco, un barbudo musculoso, aunque desgastado por los años, les dio la bienvenida a los dos novatos y les advirtió desde el principio...
- Quiero explicaros una historia de traición justificada, la que puso nombre a este barco
Los otros navegantes, se reunieron en torno al Capitán, como niños esperando su cuento de buenas noches. Pero ya conocían la historia. La habían vivido de primera mano.
Arturo y Kennel escuchaban atentos cómo el Capitán se emocionaba con cada tramo de su narración y veían sus gesticulaciones nerviosas, en los momentos de tensión.

- Antes, yo era un simple grumete encargado de levar el ancla, igual que todos estos zoquetes.- señaló a su alrededor- Viajábamos en un enorme barco llamado "Terror Mediterráneo" era especialmente hermoso...- la nostalgia y los recuerdos impregnaban su mirada- Pero el Capitán que nos daba ordenes, era un sucio cretino. Solamente miraba por su bien, y a nosotros nos trataba como a RATAS!- escupió la palabra, dando un golpe a la mesa de madera- Un día, el Capitán me tiró al mar, infestado de tiburones por no haber accedido a limpiar sus zapatos. Me salvé de milagro...
Suerte que el Pela-patas estaba por allí ¿eh?- y estallaron en risotadas y golpes en la espalda, símbolo de compañerismo- Consiguió lanzarme una cuerda y me salvé. Pero volvamos al tema, ese día prometí VENGANZA, prometí matar a aquel desgraciado y quitarle lo que más quería en este mundo, su barco. Planeamos un botín, bajo la mirada atenta de un ratón, (considerado por el Capitán más digno que nosotros) curiosamente teñido de rojo.
El Ratoncito Colorao.
Una vez hubimos ganado la batalla, el "Terror Mediterráneo" estaba demasiado dañado, por lo que decidimos hacernos con otro barco, bautizado de esta manera. Ratoncito Colorao.
Decidimos el nuevo capitán entre todos, y salí elegido. Al fin y al cabo, era el que más ofensas había sufrido por parte de aquel impresentable. Y el líder del motín.
 QUIERO DEJAR CLARA UNA COSA DESDE ESTE MISMO INSTANTE- rugió- SI A ALGUNO DE VOSOTROS SE LE OCURRE VOLVERSE EN MI CONTRA, MORIRÁ, Y VERÁ EL FILO DE MI ESPADA DE MUY CERCA... UNA VEZ DICHO ESTO, PODÉIS VOLVER A LOS CAMAROTES.

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