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jueves, 12 de enero de 2012

"Historia de un maltrato" I

Hoy no me he inspirado en ninguna realidad mía, pero si en la de muchas personas que sufren bullyng en su escuela de una forma o otra.

"Quizás no merezca la pena seguir contando mi historia en un viejo diario carcomido por el tiempo. Quizás este cuaderno lleno de hojas arrancadas solo me traiga recuerdos amargos de un pasado igual a este presente.
De todos modos, siento el extraño impulso de compartir cada sentimiento, cada sensación, de plasmar cada lágrima que dejé caer sobre estas mismas paginas.
Tras unos años de constante sufrimiento en el instituto, empecé a desesperarme y a mostrar cicatrices que serían permanentes.
Cada día, al entrar al instituto, me esperaba una cohorte de chicos y chicas incluso de edad superior a la mía que me empujaban y me tiraban la mochila por el aire. Yo asistía muda a mi maltrato, me giraba intentando comprender algo, pero mi mundo se reducía a escuchar risas de compañeros. Me mareaba, estaba perdida en mi propia confusión.
Pensaba en plantarles cara, pero tenia miedo. 
Eran tan superiores a mi... Todo el mundo los saludaba por los pasillos, eran los más conocidos del instituto. Un grupo de chicos rebeldes que vivían al límite cada día, que se burlaban de la gente y provocaban dolor sin saberlo. Solo por diversión.
Hubo en tiempo en que ocultaba mis lágrimas como si eso me hiciera más valiente, a partir del día en que me pegaron por primera vez, dejé de preocuparme por esas minucias porque era incapaz de controlarlo. 
Mi vida no era nada. Así lo veía yo.
Encontré refugio en este pequeño diario y empecé a relatar todo lo que me pasaba, como el mejor amigo que nunca tuve.
Me miraba continuamente en el espejo e intentaba encontrar algún error.
¿Porque? Era muy parecida a mis compañeras. 
Entonces pasaba a revisar mi carácter. 
Quizás pasaba más desapercibida, es cierto, no me gustaba llamar la atención. Quizás no llevaba su ropa provocativa, ni chillaba, ni interrumpía la clase... ¿Pero eso no se suponía que era bueno?
Y diariamente se producían estos hechos.
Salía del coche arrastrando los pies, me sometía a ellos, caminaba con la cabeza gacha, sin valorar mi vida, prestaba fingida atención a clase para que pensaran que no escuchaba sus hirientes comentarios y después, corría por los pasillos desesperada por llegar antes que ellos al aparcamiento y cerraba de golpe la puerta del coche."
Pues cuando he empezado a escribir esto, pensaba acabarlo directamente y dejarlo, después me ha gustado la historia por el simple hecho de que mucha gente lo sufre silenciosamente.
He decidido que no será el único que haré sobre esto...
Muchísimo cariño a todas las personas que lo sufren, valéis más que eso.

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