¡Mis increíbles seguidores!

jueves, 24 de noviembre de 2011

El Ratoncito Colorao CAP.9

El cielo rugía con fuerza de mil gigantes, el mar creaba olas de grandes dimensiones y la espuma bañaba el barco. Pero a pesar de la gran cantidad de agua que caía sobre el barco, el fuego no se extinguía. Las llamas habían quemado la madera, y echo agujeros por donde entraba el agua a chorro.
Arturo lanzó una mirada rápida a Kennel, que parecía preocupado y luego se giró justo a tiempo para ver a un hombre morir quemado, ahogando un grito.
Mary estaba presenciando la escena y no pudo esconder su horror. Chilló y se tapó la boca con las manos. Sus ojos permanecían abiertos de par en par. Parecía paralizada por el miedo.
Todos los marineros esperaban ordenes, estaban confusos. Su capitán había marchado sin dejar ninguna orden que cumplir, ni ninguna forma de sobrevivir.
Pero todavía podían ver el bote sobreviviendo a las olas, con aquel señor dentro.
Arturo fue el primero en reaccionar y tomó con decisión el mando de la situación.
Apartó a Mary de la visión de aquel cadáver y se abrió paso a empujones entre los marineros que quedaban vivos.
- Kennel, di a todos que salten al mar- chilló
- ¿Y si mueren? Es muy profundo, lo más seguro es que mueran ahogados
- Debemos intentarlo. Es mejor que morir entre llamas, sin haber hecho nada por evitarlo- Kennel asintió y avisó a todos de las nuevas ordenes
Muchos hombres saltaron desde la cubierta al mar. Algunos salían a flote y nadaban rápidamente hacía su capitán, otros no salían a la superficie, y algunos mas, morían por la baja temperatura del agua.
Sobrevivieron unos diez hombres en total, pero todavía quedaba gente en el barco.
Arturo, Kennel y Mary entre ellos.
Kennel estaba en el borde de la cubierta, debatiéndose internamente sobre si debía salvar su vida y saltar o esperar y ayudar a Arturo.
Arturo y Mary estaban rodeados de fuego, en un rincón. Ya estaban acorralados.
Entonces Kennel llenó un cubo del agua salada del mar y la tiró al círculo de fuego que se formaba alrededor de los demás.
El agua también los salpicó a ellos, lo cual agradecieron pues el sudor corría por sus frentes y sus mejillas ya ardían.
Kennel no dejó de intentar extinguir el fuego, hasta que Arturo y Mary pudieron escapar de ese rincón.
Los tres pusieron sus manos oscuras por la ceniza en la barandilla del barco, se sentaron en ella y Arturo y Kennel se dispusieron a lanzarse al mar.
Mary se quedó quieta, observó el agua atemorizada y les dirigió una mirada asustada a los dos.
- ¿Pasa algo?
- No sé nadar- dijo Mary
-Tranquila, te ayudaremos. Coje aire- dijo Kennel
Kennel cogió a la mujer de la mano, y cayeron.
Estaba muy profundo, notaban que no podían evitar ir hacia el fondo del océano, pero Arturo cogió de la mano a Mary, formando una cadena, y con los pies paró el impacto evitando bajar demasiado.
La chica mantenía sus ojos cerrados, pero Arturo los abrió para calcular si lograrían subir a la superficie antes que quedarse sin aire.

No hay comentarios:

Publicar un comentario