¡Mis increíbles seguidores!

lunes, 27 de febrero de 2012

Maybe (Parte II)

Esta es la segunda (Y penúltima) parte de "Maybe" Espero que os guste:

Ya estoy llorando, el espejo se ha convertido en testigo de todas estas tardes. Lágrimas caen por mis mejillas aceleradamente. Toco la superficie fría y me derrumbo, caigo de rodillas. Me tapo la cara con las manos.
Sin duda no me veo como quisiera verme, mi cuerpo es imperfecto lo mires por donde lo mires.
No soy la delgadísima chica que querría ser, no tengo curvas bonitas.
Me pregunto de nuevo porque me pasa esto. No creo que lo merezca, siempre me he preocupado por mi físico y me he cuidado pero... ¿Porque me veo así?
Quizás todo esto es un simple espejismo. Quizás no es más que un engaño de la mente en contra mío.
Eso es lo que ha dicho el médico, que estoy delgada pero no soy capaz de verlo. Que esto es una enfermedad mental y no física, por lo tanto es difícil ser consciente de que la sufro.
Un día, el médico me llevó a una sala de hospital, donde estaba ingresada una chica de mi edad. Ella si tenía problemas serios, su imagen me causó un fuerte impacto. Se le veían las costillas y ella seguía jurando que estaba gorda. Tuve que bajar la mirada, como hace todo el mundo en vez de afrontar el problema.
Esa chica me contó lo mal que lo pasaba allí, que notaba que se perdía...
Me preguntó si alguna vez había intentado vomitar a propósito, afirmé con la cabeza. "Pocas veces" dije.
"No lo hagas más, ¿Me oyes? Esto es más que un juego de modelos, esto es la vida. Si algún día llegas a estar como yo, lo comprenderás. Solamente te pido que huyas ahora que puedes. Eres perfecta, sonríe y acéptalo antes de que no haya escapatoria. Tu todavía tienes una salida..."
Esas palabras me marcaron como el fuego y no volví a intentarlo. Pero sigo sintiéndome mal cada vez que veo mi reflejo.
Le echo la culpa a ese chico, el que me hizo querer ser perfecta para poder entrar en su mundo. Lo odio por eso, pero lo sigo queriendo.
Mi madre lo sabe, y el médico, pero no son conscientes de las veces que lloro cuando estoy sola en casa. De echo, piensan que la pesadilla terminó hace dos años. Pero yo sigo luchando.
Decidí no contárselo más para que mis padres no sufrieran, me cuelgo una falsa sonrisa en su presencia y después vuelvo a mi rincón de lágrimas.
¿Sabéis que? He salido con muchos chicos solamente para ver si eso calmaba mi dolor pero no lo ha echo.
Entonces escucho el sonido de mi móvil, que me salva de sumirme de nuevo en esa especie de depresión.
Que extraño, es un número hace mucho que no veo.
Identifico esa voz, es un antiguo compañero de la escuela. Solía ser mi mejor amigo hasta que nos separaran en el instituto.
Siempre ha estado a mi lado, pero por alguna razón lo eché de mi vida cuando me enteré de todo esto. No quiero que sufra el también... ¿Cuánto tiempo hace que no hablo con el? ¿Tres años?
Si, quizás.

2 comentarios: